Argentina

Tierra indescriptible

Argentina

Ninguna nación es más elegante, europea y americana en toda su manifestación. Además de ser hermosa, tiene natural a sus anchas y países contiguos para engalanar a ésta.

Argentina indescriptible

Como país qué absorbe la misma América del Sur casi por completo, Argentina es una de la extensiones territoriales más grandes del continente latino, desde Brasil hasta Ushuaia. Es una nación orgullosa de ser americana y a su vez se complementa con un estilo europeo único en todo el mundo.

El gran ejemplo se encuentra en Buenos Aires, ciudad de la inmortalizada superestrella del tango Carlos Gardel. La influencia italiana se concentra por toda Argentina; pero, más profundizado en los barrios de Buenos Aires como los Colegiales, Palermo, Boedo y Boca con sus casillas multi-colores. Por cada esquina nace el tango, el baile burlesque más sensual y atrevido. El tango es básicamente sexo con ropa, el “Dirty Dancing” argentino del siglo XIX.

Decido viajar a Argentina bajo una temperatura constante de 50 a 65 grados Fahrenheit. Me tomo el tour por los “colectivos” o buses qué recorren toda la ciudad en un “abrir y cerrar de ojos”. También, se puede experimentar el “subte” o subterráneo para movilizarse hacia la Avenida 9 de Julio; punto central de Buenos Aires y vía qué contiene 16 carriles a la diestra y siniestra. Es una acción espontánea corro de un lado hacia el otro de la carrera mientras se experimenta los sabores y sensaciones. Una señora qué pasea a sus 8 canes me observa como si estuviera loco. Apunto con mi cámara, y tomo fotos compulsivamente. Es la primera experiencia y doy un giro en 360 grados alrededor. ¡Y por un momento me detengo en admiración y boquiabierto, veo un Obelisco! Construido en 1936 para celebrar los 400 años de la patria Argentina.

Tengo qué transportarme luego a la Plaza de Mayo, lugar controvertible dónde las madres protestan a sus “desaparecidos” durante la dictadura (1976-1983). Carteles y banderas de Argentina ondean pidiendo justicia.

Veo cómo los argentinos se manifiestan ante el gobierno de Kitchener para investigar los actos de corrupción y sus seres queridos asesinados. Protestan públicamente para que nunca jamás ocurra este tipo de tragedia en un país democrático. Decido que es hora de investigar el teatro más hermoso de Buenos Aires, el teatro Colón que tiene cupo para 3.500 personas. Me deslizo por la calle Carlos Pellegrini para ver si puedo lograr obtener una reservación para una obra de teatro. Me siento como un en Broadway latino, mientras admiro las carteleras en esta ciudad que está siempre tan elegante en luces como a la moda.

Estoy como “caballo desbocado” mientras trato de acogerme a esta Ciudad. En las buenas o en las malas: Argentina tiene alegría, elegancia, cultura y clase. Para transportarse con mayor facilidad a los centros de importancia y hacer su propio tour, es necesario tomar el “subte”. Las líneas están designadas por letras y colores; por ejemplo, la vía “A” (azul claro) transporta al turista hasta la Plaza de Mayo. La línea “B” (color rojo) surca por la Calle Carlos Pellegrini y la estación 9 de Julio que también es compartida por la línea “D” (color verde).

Argentina y Uruguay

Entre los grandes momentos, los monumentos, la naturaleza, las asadas y el buen vino; Buenos Aires está tan accesible a todo… Como se puede cruzar a Montevideo, Uruguay que se encuentra en distancia a sólo un cruce de la Bahía. Una vez en Uruguay se escucharán las leyendas, el tango y verá los mismos uruguayos a la moda. La leyenda primaria es que Gardel es uruguayo… Y aquí comienza la lucha entre Uruguay y Argentina por este súper-héroe de América Latina. Pero, otros dicen que Gardel era oriundo de Francia, inmigró a Uruguay con sus padres cuando niño-a los seis añitos-y luego se trasladaron a Argentina. La competencia eterna entre Uruguay y Argentina no se limita a Gardel; de igual forma, se extiende a los partidos escarizados del fútbol.

Uruguay también ofrece el pueblo de Colonia, con típico aire de Catedral y Plaza española. El pueblillo ofrece la elegancia de edificios construidos durante la época del colonialismo. La arquitectura en las casas parece un lavado en pintura blanca. Las tejadas o lozas están en elegante azul, barro y color rojo-brillante qué decoran las franjas de los hogares. La experiencia es para liberar la cámara fotográfica a sus anchas y recoger los recuerdos congelados sobre el filme de 35mm.

Decido que no puedo abandonar Argentina sin antes visitar las “Cataratas del Iguazú”. Durante el día, en un abrir y cerrar de ojos compro un boleto en el Aeropuerto Internacional.

Me monto en el avión y son dos horas hasta esta la séptima maravilla del mundo. Las Cataratas son compartidas por tres países: Argentina, Brasil y Paraguay. Pero, se deleita mejor la vista en la parte de Argentina. Ésta tiene “la Garganta del Diablo”, qué mide en altura, unos 330 pies. Las aguas son impresionantes, fluyen con la fuerza y rapidez de un auto a más de 30 millas por hora. Hay un camino entablado y el follaje es natural con sus pájaros y monos. Siento el rocío sobre mi piel, mientras miro y observo después de una breve llovizna, un arco iris nace en acción.

Me queda solamente mañana para regresar y turistear Buenos Aires. Necesito ver más cosas nuevas y hermosas; por tanto, en pleno impulso, cruzo por el Parque y quiero cruzar al lado brasileño.

Argentina y Brasil

Al otro lado, en Brasil es hora de hacer una reservación para un show de baile. Este espectáculo se extenderá hasta la noche: con bailes de tango, gauchos y capoiera (arte marcial del Brasil, inventado en forma de baile por esclavos africanos para defenderse contra los blancos). Siento el ritmo del tambor correr por mi sangre, al estar en una danza africana. La parte de tango me mueve a sentimientos mientras escucho un violín y mandolín al unísono, mientras hace una armonía perfecta con los bailarines. Esa noche se siente una energía indescriptible, entre lo sensual y la rapidez de una conga.

Al Volver…

Esa noche vuelvo a cruzar la frontera hacia Argentina para quedarme en Iguazú. La habitación del hotel es elegante, y todo está muy bien; tanto la comida como el hospedaje. Y me tengo qué acordar que sólo había hecho la reservación hace un par de horas. Nada está mal, todo esta perfecto. Me río yo solo al pensarlo; pero, ésto es realmente viajar al impulso del momento para absorberlo todo.

Mi regreso al próximo día es a Buenos Aires, y tengo unos recuerdos deliciosos. Doy un último recorrido durante el día por el “subte” y prácticamente regreso dónde comenzó mi aventura hace un par de días, por la Avenida 9 de julio. Trato de probar mis últimas asadas, vinos y mi postre predilecto, el helado cremoso antes de regresar... Veo nuevamente el Obelisco. Busco y rebusco-curiosamente-a la señora con sus ocho canes. Al no verla, miro a mis alrededores para entendar que éstos son una cultura elegantísima, con su gente alegre; y a mis pies, una Ciudad bellísima.

Al otro día viajo al Aeropuerto, algo triste por mi regreso. Quedé encantado por esta gran nación y las que le quedan contiguas (Uruguay y Brasil). No deseo regresar; pero, hay qué volver al trabajo. Pienso y sonrío, ahora tengo una escusa por regresar lo más pronto posible a Argentina a visitar la “Tierra del tango y fuego”, admirar a los gauchos y ver nuevamente el país qué crío o vio nacer a Gardel!

Autor: Daniel Otero, San Juan, Puerto Rico
Trabajo como Consultor, escribo a tiempo parcial y me encanta viajar!

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